Ahora que ya sabes que no te puedes ir a dormir sin desmaquillarte -gracias a artículos anteriores-; y ahora que eres consciente de la gran importancia para la salud de la piel de hacer una limpieza facial por la mañana y otra por la noche
A llega el momento de introducir otro paso, si no lo has hecho a estas alturas: una doble limpieza.
La doble limpieza logrará no únicamente eliminar el resto de maquillaje, si no también terminar con los agentes contaminantes y externos que se acumulan en nuestra piel a lo largo del día.
¿Para quién es la doble limpieza?
Esta doble limpieza no será igual para todas las personas, pues debe estar adaptada a tu tipo de piel.
Puede que las personas con una piel más seca o sensible piensen que no necesitan una doble limpieza, relacionándola con un efecto demasiado abrasivo en su piel.
Sin embargo, se recomienda hacer en todos los tipos de piel, siempre y cuando se busquen las texturas adecuadas a la clase de piel y teniendo en cuenta factores como la edad, cómo es su día a día, qué otros productos se usan -como el maquillaje-, si pasa muchas horas al aire libre o, por el contrario, en lugares cerrados sin apenas ventilación, la época del año, el clima o los niveles de polución.
En el caso de los rostros más sensibles y reactivos, hay que evitar utilizar productos con alto contenido en alcohol o agentes detergentes muy astringentes
¿Cuándo hacer la doble limpieza?
Lo ideal sería hacerlo tanto por la mañana como por la noche.
Ya que, nuestro rostro no solo necesita purificarse después de todo un día de agresiones externas, sino que al despertarnos solemos tener en la piel exceso de grasa y sudor, que le dan un aspecto brillante.
La realidad es que los productos desmaquillantes usados por la mañana eliminan muy bien estos deshechos fruto de la oxigenación natural nocturna de nuestra piel”.
Y recuerda: aunque pienses que no tienes tiempo, el problema no suele ser la falta de minutos, sino la importancia de crear estos hábitos.
Procedimiento
Su procedimiento es muy sencillo, consiste en dos fases:
1ª fase:
Aplicar primero un limpiador con base aceitosa/acuosa como pueden ser aguas micelares o aceites desmaquillantes.
A pesar de que los aceites pueden provocar pavor a las personas de piel mixta o grasa, lo cierto es que no desentrañarán ningún problema para ellas si escogen el adecuado.
Recordemos que es importante seguir esta recomendación y no emplear otra textura porque los de base oleosa, a diferencia de un limpiador espumoso o del agua micelar, consiguen penetrar mejor en el poro y eliminar la suciedad que suele almacenar.
Además, van reblandeciendo las capas superiores de piel donde se acumulan las células muertas, por lo que ayudarán a una renovación constante y ultrasuave sin que la piel sufra lo más mínimo
2ª fase:
A continuación, aplica un limpiador en espuma o gel para completar la doble limpieza.
Con este paso, nos aseguramos de retirar todas las impurezas sin base grasa, que serían las partículas contaminantes y las células muertas acumuladas durante el día.
Por otra parte, este paso nos ayudará a regular el exceso de grasa en la piel y, según el producto que usemos, puede tener una acción astringente, dependiendo de sus agentes limpiadores y de su pH.
Un buen limpiador no siempre necesita hacer mucha espuma para eliminar y corregir la acidez de la piel, todo ello dependerá de un buen diagnóstico y consejo de una asesora cosmética.
Por último, si eres de las que utilizan un dispositivo electrónico de limpieza facial, en este segundo paso será el momento de emplearlos, pues activará las encimas detergentes de los productos de base acuosa, gel o mousse.
Eso sí, no estés más de tres minutos aproximadamente, dependiendo del dispositivo utilizado, la sensibilidad y la tolerancia de la piel.
¡Descubre los mejores limpiadores y desmaquillantes online en nuestra web!
Esperamos que este artículo haya sido de tu agrado, además de haberte ayudado. ¡Compártelo con los que mas quieres!
Thanks for this information
Thanks for the comment!
Thanks for the valuable information
Thanks for the comment!